NY, 11-S

Te pedí que te quedaras y que hiciéramos el amor. Tenías prisa, como siempre. Cogiste el maletín de tu portátil y te fuiste a tu importante reunión con una sonrisa amarga en los labios.

Dormí un rato. Me levanté. Salí al balcón a fumar un cigarrillo. Un avión cruzaba el cielo, demasiado bajo, demasiado rápido. Deberías haberte quedado conmigo.


odnum led sodruz, sedadicileF

Juana de Arco, Lloque Yapanqui, Ramses II, Tiberio, Alejandro Magno, Carlomagno, Julio Cesar, Napoléon Bonaparte, Fidel Castro, Nicole d’Oresme, Henry Ford, David Rockefeller, Dwight F. Davis, Helen Keller, Dr. Albert Schweitzer, Buzz Aldrin, Uri Geller, Milton Caniff, John Dillinger, Jack el destripador, Lewis Carroll, Jean Genet, Mark Twain, Thomas Carlyle, Carl Philipp Emanuel Bach, David Byrne, Kurt Cobain, Phil Collins, Noel Gallagher, Judy Garland, Jimi Hendrix, Isaac Hayes, John Lydon a.k.a. Johnny Rotten, Paul McCartney, Joe Perry, Robert Plant, Cole Porter, Sergei Rachmaninoff, Maurice Ravel, Johnny Rotten, Ringo Starr, Paul Simon, Durero, Cervantes, M.C. Escher, Paul Klee, Miguel Ángel, Rafael, Leonardo da Vinci, Burt Simpson, Ned flanders, el señor Burns, Don Adams, Dan Aykroyd, Carol Burnett, Keith Carradine, Charlie Chaplin, Chuck Connors, Tom Cruise, Robert DeNiro, Richard Dreyfuss, Peter Fonda, Greta Garbo, Whoopie Goldberg, Cary Grant, Peter Graves, Mark Hamill, Rex Harrison, Goldie Hawn, Tippi Hedren, Jim Henson, la rana Kermit, Rock Hudson, Angelina Jolie, Danny Kaye, Diane Keaton, George Kennedy, Nicole Kidman, Michael Landon, Shirley MacLaine, Steve McQueen, Marcel Marceau, Harpo Marx, Marilyn Monroe, Kim Novak, Ryan O’Neal, Robert Redford, Keanu Reeves, Julia Roberts, Mickey Rourke, Telly Savalas, Slyvester Stallone, Emma Thompson, Peter Ustinov, Treat Williams, Bruce Willis, Oprah Winfrey, James A. Garfield, Herbert Hoover, Harry S. Truman, Gerald Ford, Ronald Reagan, George H.W. Bush Bill Clinton, Benjamin Franklin, Robert S. McNamara, Benjamin Netanyahu, Col. Oliver North, H. Ross Perot, Nelson Rockefeller, Jans van Breukelen, Dan Burbott, Johan Cruyff, Willem van Hanegem, Diego Armando Maradona, Hernan Medford, Pelé -Edson Arantes do Nascimento, Romario, Hugo Sanchez, Richard Witschge, Mark Spitz, James «Gentleman Jim» Corbett, Marvin Hagler, Oscar de la Hoya, Jacker Patterson, Ayrton Senna, Larry Bird, Jimmy Connors, Courtney De Mone, Andres Gomez S., Goran Ivanesivic, Rod Laver, Henri LeConte, John McEnroe, Martina Navratilova, Manuel Orantes, Renee Richards, Monica Seles, Guillermo Vilas, Joyce, Zifra y unos pocos más tienen algo en común. Algo que celebran hoy, Día Internacional del Zurdo.

Esta festividad fue instituida en Topeca, Indiana, por la Organización Internacional de Zurdos, fundada en esa ciudad en 1975. La fecha fue escogida por la inauguración del primer almacén de la organización, según nos cuenta la página Albergue de Náufragos Zurdos.

Felicidades a todos los zurdos y zocatos, por lo tanto. Se supone que entre el 10% y el 30% de lectores de esta bitácora deben pertenecer a esa categoría. ¿Es así?


La gran explosión

Todos cuentan lo mismo: el cielo se volvió rojo. Huyeron a la playa en manadas, sin saber qué había pasado, hasta que empezaron a llegar los heridos tiñendo también de rojo las escaleras de mármol del Hospital Mora. Al principio pensaron que era el fin del mundo, que americanos y rusos se habían -por fin, como se esperaba- vuelto locos e intercambiaban bombas nucleares. Los barcos anclados en el muelle radiografiaban obsesivamente el mismo mensaje: ayuda, Cádiz está ardiendo. Sin luz, sin teléfono, sin telégrafo, sin esperanza. Pregúntale a cualquier viejo y te contará las mismas historias: el taxista que llevaba el brazo por fuera de la ventanilla y se quedó manco, la gente que se quedó tres días en la playa y no quería volver, como el médico de Manolete tiró todo el suero que suponía envenenado y que se había usado para las transfusiones del diestro (esta es falsa, porque Manolete murió 10 días después de la explosión), los bebés muertos en la Casa Cuna con las monjas y las cuidadoras, los que veraneaban todos los años en San Severiano y se salvaron porque la mujer de la casa estaba a punto de parir, el sordo que no oyó la explosión. Cómo Franco estuvo a punto de convertir la zona arrasada en base militar, cómo le escatimó el reconocimiento a los héroes. Y los héroes, y las víctimas y la sangre. Pero todos cuentan lo mismo: el cielo se volvió rojo. En 1947. En Cádiz.


Termópilas

Honor a aquellos que en sus vidas
se dieron por tarea el defender Termópilas.
Que del deber nunca se apartan;
justos y rectos en todas sus acciones,
pero también con piedad y clemencia;
generosos cuando son ricos, y cuando
son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
que ayudan igualmente en lo que pueden;
que siempre dicen la verdad,
aunque sin odio para los que mienten.

Y mayor honor les corresponde
cuando prevén (y muchos prevén)
que Efialtes ha de aparecer al fin,
y que finalmente los medos pasarán.


Sombras

Un verso oscuro, una palabra,
un sonido de amor universal completo,
amor que lleva hasta la muerte.
Palabras sobre héroes,
porque los poetas,
tratándose de un héroe,
tienen siempre la última palabra.

Y miedo el que nos trae
la remota posibililidad del hambre,
del rencor, de la prisión,
de la muerte miedo sí!
desde nuestro grito oscuro,
desde la concha del caracol,
las púas del erizo,
miedo desde mis versos y tú guitarra,
miedo porque pensamos.
Y después de pensar,
ser hombres significa,
desde ahora, ser guerrilleros de la libertad.
Y porque nos damos cuenta…. sí,
de qué no somos hombres,
sino sombras,
sombras que tienen la última palabra.

Carlos Portillo (a.k.a. el Profe) 1980


Lecciones de budismo instantáneo

En el siglo V adC ya nos avisaban que una de las causas del dolor es la separación del objeto amado. Y no se ofendan por lo de objeto, que traducir del sánscrito no es fácil.

Para pelearse con el dolor hay varias posibilidades. Algunos orientales, creyéndose estúpidos y sabiéndose sabios, o viceversa, dejan de amar para evitarlo y se convierten en samurais o en pokémones. Algunos occidentales, sabiéndose estúpidos y creyéndose sabios (o viceversa) incrementan el amor hasta que el dolor llega a límites insoportables, se convierten en romeos y julietas, y acaban suicidándose en una iglesia como ejemplo para futuras generaciones de amantes. O escriben tangos. O peor aún, boleros.

Yo, que me sé estúpido, me paso el día mirando la bandeja del correo y los mensajes del móvil, esperando esa palabra que no va a llegar. Cómo también me creo sabio, intento conformarme con lo que me queda de ti: el amanecer que no tuvimos y la salada infinitud del horizonte en tu mirada.


Cuento del mes de Julio de 2023