Alameda (de Hércules, Sevilla) 1996.
Paco aparca los coches.
Ramón el gitano, buen guitarrista flamenco, se pincha por las esquinas.
Joaquín, el niño la lata, con sus dedos destrozados, pide alguna moneda.
Antonia, bailaora estupenda, que comenzó haciendo polaroids y vendiendo claveles, acabó con una manta sucia encima en los inviernos.