Por una mirada inquieta,
por un suspiro aleve,
por un aire de silencio
suave y breve,
por una sombra de tristeza
Yo sé que te fuiste
ayer,
de repente y triste
ví los ojos de mi hijo,
atardecer…

Como mariposa alegre de primavera
fue tu vuelo corto por la vida,
¡ ya no habrá música, ni risas, ni fuera
de tu casa habrá «la pandilla»
esperando tu llegada
de plena juventud vestida…!

Es duro morir a los quince años,
en ola azul y blanca del mar,
del mar amado, pero,
más duro es vivir atado,
al recuerdo… posible… de tu mirar…

¡lo que quizás pudo ser…!
o no fue… amar…

Adiós mariposa aleve de la vida,
quinceañera de colores juveniles,
si estás Allí, ¡ríe y canta !
y haz que su tristeza
¡mi hijo olvide…!

J.R.P.S. 1976