- Todos los años hay al menos un trece y martes.
- Cada 28 años se repite exactamente el calendario, incluido distancia a bisiestos
- Si nos olvidamos de distancia a bisiestos, los años se repiten siguiendo la siguiente secuencia: 6, 11, 6, 5.
La vida del compositor alemán Richard Wagner (1813-1883) estuvo marcada por la sombra del número 13.
Además de nacer en 1813, su nombre y apellido tienen 13 letras y los números de su año de nacimiento suman 13.
Sintió su primer impulso musical un 13 de octubre. Sufrió un destierro de 13 años. Compuso 13 óperas, terminando una de las más famosas, Tannhiiuser, un 13 de abril. Esta misma obra, que fue estrenada en París el 13 de marzo de 1845, estuvo cincuenta años sin ser repuesta hasta el 13 de mayo de 1895.
Su primera actuación al frente de una orquesta se produjo en Riga, en un teatro inaugurado un 13 de septiembre. Se fue a vivir a Bayeuth a una casa que fue abierta un 13 de agosto y que abandonó un 13 de septiembre.
Su suegro, Franz Listz, le visitó por última vez el 13 de enero de 1883.
Como no podía ser menos, Wagner falleció el 13 de febrero de aquel mismo año, en el que, por cierto, se conmemoraba el decimotercer aniversario de la unificación nacional alemana.
No hay constancia de que Richard Wagner sufriera triscadeicafobia (es decir, fobia al número 13), pero evidentemente hubiera tenido razones para ello.
Cortesía de Peluche
Corría el año 1307 y en Francia reinaba Felipe IV. La Corona francesa dependía financieramente de la Orden del Temple ya que las deudas contraídas con ella eran tan enormes que casi podría decirse que Francia, al igual que muchos otros reinos, pertenecía a los Templarios.
Así las cosas, con la ayuda de Guillermo de Nogaret y el apoyo del Papa Clemente V, el rey de Francia se propuso acabar con su dependencia de la Orden y llenar sus arcas con los bienes de los Templarios. Se urdió una trama inculpatoria en la que se acusaba a los Caballeros del Temple de herejía, asegurando que “renegaban de Dios, escupían sobre Su imagen y adoraban a un ídolo cuando celebraban sus capítulos”
Con el mayor sigilo se preparó una gran acción policial para el arresto de todos los Templarios que vivieran en tierras francesas. Se remitieron cartas de doble pliego a todos los alcaldes, senescales y caballeros del rey: en el primero de los pliegos se les informaba que habrían de seguir las precisas instrucciones contenidas en el segundo y que éste lo abrirían sólo en una fecha determinada y a una hora exacta.
Así aleccionados, el día 12 de octubre de 1307, una gran cantidad de funcionarios de todo el reino, abrían el segundo pliego de la carta y al alba del viernes 13 de octubre todos los Templarios de Francia fueron arrestados a la vez. Se da la cifra de unos cuatro mil, incluido el Gran Maestre, Jaime de Molay.
Los Templarios habían permanecido en el mismo corazón de Europa desde hacía doscientos años y más que en ningún otro país, en Francia, donde había sido creada la Orden. La persecución de la Orden por los monarcas europeos que codiciaban los bienes muebles e inmuebles de la Orden fue implacable, excepto en Portugal donde pudieron seguir viviendo en paz.
Muchas personas creyeron que la aniquilación de los Templarios era una desgracia y desde entonces pasó a considerarse el Viernes 13 como una fecha fatídica, creencia que aún persiste.
Cortesía de Saturno
¡Trece de abril ya!... ¡Quién lo diría!
Llevo en esta prisión un mes y un día,
sin por nadie saber lo que acontece...
¡Y hoy es martes, gran Dios!... ¡Martes y trece!
¿Por qué el terror invade el alma mía?
¿Por qué me inspira un miedo extraordinario
esa cifra, ¡ay de mí!, del calendario?
¡Ah no, cifra fatal!... No humillaréis
el valor de Don Mendo; no podréis;
todos iguales para mí seréis...
¡Trece, catorce, quince y diez y seis!...
Pedro Muñoz Seca: La venganza de Don Mendo, Jornada segunda, escena 1
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