Rompe el silencio solemne de la vacía casa,
la dulce melodía de música en la radio;
la luz brilla, encendida solitaria,
en olvidado, vacío cuarto.

Sobre la mesa su revista, en el sofá su labor,
y en un rincón, medio hecho, su último cuadro.

Me oprime el silencio de la música melódica,
me aprieta en el alma el desierto que palpo,
invisible en el aire, de toda tu ausencia,
y añoro palabras que en el aire no hallo.

Sólo un día te has ido, los hijos te tienen
felices y contentos en sus fuertes brazos,
y yo; con mi angustia agrando la casa vacía,
inquieto en mis versos, varón, solitario…


Se lo escribió mi padre a mi madre. Hoy hubieran hecho 64 años de casados. Descansen en paz.