He aquí las cosas que me harían feliz. No deseo otras.

Quiero un cuarto propio donde trabajar. Un cuarto ni particularmente limpio ni ordenado…sino confortable, íntimo y familiar. Con una atmósfera llena de humo y el olor de viejos volúmenes y de incontables olores… Quiero trajes decentes que haya usado por algún tiempo y un par de zapatos viejos. Quiero una ducha en verano y un buen fuego con leños en invierno. Quiero un hogar donde poder ser yo mismo. Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades, las matrimoniales y las demás; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías.

Quiero una buena cocinera que sepa hacer sopas deliciosas y un viejo sirviente que piense que yo soy un gran hombre, pero no sepa en qué reside mi grandeza.

Quiero una buena biblioteca, buenos cigarros y una mujer que me comprenda y me deje libertad para hacer mi trabajo.

Quiero libertad para ser yo mismo.